El Sexto Reporte de Evaluación del IPCC: la información que necesitamos, pero ¿nos hará actuar?
La superficie global se ha calentado 1.09C desde la era del periodo pre-industrial. Aunque esto no parezca ser mucho, los científicos advierten que cualquier pequeño aumento tiene grandes consecuencias en el sistema climático y graves consecuencias para el equilibrio en los ecosistemas a nivel mundial.
El IPCC ha publicado la primera de tres partes, que constituyen su sexta y última evaluación. Sin dejar dudas, habla sobre el impacto que las actividades humanas han tenido en el sistema climático y explica, que la crisis climática afecta cada continente, región y océano.
El IPCC por sus siglas en inglés, es el máximo órgano de las Naciones Unidas y la Organización Meteorológica Mundial en ciencia climática y cuyo propósito es la evaluación de la misma, impactos y posibles riesgos y cursos de acción necesarios para mitigación y adaptación.
Este reporte es el resultado de cinco años de un proceso de evaluación, revisión y aprobación por parte de 234 científicos líderes de 60 países. Estos científicos han trabajado de manera conjunta para valorar de manera rigurosa 14,000 trabajos de investigación sobre cambio climático.
La intención de esta evaluación será proveer a los gobiernos mundiales de la información necesaria y precisa sobre la crisis climática, para que puedan entablar las platicas pertinentes y proponer acciones en la cumbre del clima en Glasgow, Escocia en noviembre.
En este reporte, por primera vez, el IPCC declara de forma contundente e inequívoca, la responsabilidad que tienen las actividades humanas en el calentamiento de la atmósfera, la tierra y los océanos.
El IPCC reconoce que ha habido cambios de origen natural en el clima de la Tierra, aunque remarca que 1.07C de los 1.09C se deben a la emisión de gases de efecto invernadero producto de las actividades humanas.
La temperatura de la superficie global se ha calentado con más rapidez desde 1970 que en cualquier otro periodo de 50 años en los últimos 2000 años.
El IPCC asegura que las actividades humanas han afectado las precipitaciones globales, aumentando en ciertas regiones y disminuyendo drásticamente en otras. La frecuencia e intensidad de estas precipitaciones ha aumentado de manera preocupante en diversas áreas.
También, apunta que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera son altas y aumentan con mayor rapidez que en cualquier otro momento en por lo menos, los últimos 2 millones de años.
De estas emisiones, el 85% provienen de la quema de combustibles fósiles y el 15% remanente, del cambio de uso de tierra producto de la deforestación y degradación.
El reporte hace referencia a la concentración de metano y oxido nitroso, que ocupan el segundo y tercer lugar, por sus contribuciones a el calentamiento global y los coloca en la misma posición.
Las emisiones de metano derivan en su mayoría de actividades humanas como la ganadería y la industria de los combustibles fósiles. El oxido nitroso, es resultado de el uso de fertilizantes de nitrógeno en las cosechas.
Referente a las olas de calor ocasionadas por el calentamiento global, se hace hincapié en que son más frecuentas e intensas desde 1950, que la última década ha sido la más calurosa en los últimos 150,000 años y que acontecimientos extremos como los que hemos presenciado en la última década, probablemente no serían posibles sin la influencia humana en el clima.
Los océanos y los ecosistemas contenidos en estos, son de los más afectados. Absorben el 91% de la energía que resulta de el aumento de GEI en la atmósfera y esto ha ocasionado que este aumente tanto, su temperatura como las olas marinas de calor, esto se ha observado sobre todo en los últimos 15 años.
Estas olas marinas de calor tienen consecuencias catastróficas para la vida marina, provocando la muerte de diversas especias y eventos en los que los que el blanqueamiento de coral es cada vez más extenso. También causan un aumento en la presencia de algas, fenómeno que se ha atestiguado alrededor del mundo, y cambios en la composición de especies.
De igual manera, el derretimiento de glaciares y el aumento del nivel del mar, son consecuencias que ya se viven y que aumentaran en los siguientes años. El aumento del nivel del mar entre 1901 y el 2018 es de 0.2, pero debemos mencionar que el aumento es el más veloz en los últimos 3000 años.
Desafortunadamente hemos llegado al punto que se nos advirtió durante años y aunque el clima de la Tierra se estabilizara, hay cierto daño inducido por el cambio climático y sus consecuencias, que no serán reversibles.
Ejemplos de ello, son la acidificación del mar y sus profundidades y el derretimiento de los glaciares, consecuencias que pueden continuar por décadas o milenios.
Las proyecciones para el permafrost, territorios congelados en Alaska, Canadá y Rusia, son de especial preocupación por las discusiones sobre su punto de inflexión y debido a que en ellos se encuentran encerradas grandes cantidades de carbono y su derretimiento resultaría en la liberación de 66 billones de toneladas de CO2 por cada grado de calentamiento.
Pero a pesar de ser una evaluación que parece no dejar espacio para un futuro en un planeta habitable, si logramos reducir las emisiones lo suficiente o logramos implementar tecnología que remueva emisiones de la atmósfera o soluciones basadas en ecosistemas, tenemos un 50% de posibilidad de que la temperatura se mantenga alrededor de 1.5C.
Los escenarios en los que no sobrepasamos los 2C en este siglo, indican que debemos llegar a emisiones cero antes del 2050.
De no tomar las medidas, en todos los escenarios que se consideraron, la superficie de la Tierra continuará calentándose hasta el 2050 y sobrepasará los 1.5C para el 2030. Las trayectorias de emisiones actuales nos apuntan a pasar los 3C, de implementarse los planes nacionales podríamos situarnos alrededor de los 2.4C. (2021 )
Sobre el “presupuesto de carbón”, el reporte es muy claro: se usará en los próximos 12 años. Para lograr la meta de temperatura, tenemos un limite en la cantidad de carbón que podremos emitir y debemos poner particular énfasis en las medidas que tomaremos para secuestrar emisiones de la atmosfera.
Desafortunadamente, los escenarios que muestra el reporte no son los más alentadores, pero sí deja claro que si decidimos actuar estamos a tiempos de evitar los peores escenarios. Mundialmente se tienen las herramientas para lograr esto.
Debemos acelerar una transición justa en la que las energías renovables sean la prioridad y el intercambio de tecnología se facilite a nivel mundial.
El tiempo para tomar las acciones necesarias y detener nuestra dependencia de los combustibles fósiles ha llegado. Es nuestra obligación educarnos, exigir acciones y vigilar el cumplimiento de las mismas, para garantizar que en el futuro la justicia sea una realidad para todos.